LOS CARABAJAL: 50 AÑOS DE HISTORIAS EN EL ESTADIO LUNA PARK
- Jorge Daniel Gonzalez
- 21 may 2017
- 7 Min. de lectura

Continuar la huella y la herencia familiar, el apellido, la tradición, los años infinitos en el patio de la abuela, honrar la tierra y el sol infinito de Santiago del Estero, su acento, sus paisajes, el rasguido inconfundible, abrazar al público que fue parte de cinco décadas de historia…Eso fueron los festejos de los 50 años de Los Carabajal en el Luna Park, una sobremesa inmensa de cantores amigos y guitarreros en Capital Federal, en los que pasaron más de veinte invitados además de una cantidad de canciones que representaron cada uno de los años de vida, en un concierto inolvidable de casi cuatro horas de duración.
“Gracias por hacer realidad este sueño, la noche sublime y soñada de Los Carabajal, con amigos que nos dieron de comer, de dormir y contribuyeron para que hagamos esta carrera, esta historia nacida en La Banda, creación de Agustín Carabajal en 1967 junto a Carlos, Cuti y Kaly. Hoy le debemos la obra más importante a mis abuelos, que tuvieron doce hijos varones y crearon el reservorio de la chacarera, generadores de esta familia”, con emoción relató Mario “Musha” Carabajal tras la mirada orgullosa de sus compañeros Kaly, Walter Carabajal y Blas Sansierra, pilares presentes del cuarteto mítico santiagueño.
Con admirable puntualidad (comienzo del show a las 20.31 horas), el cuarteto se dispuso en la amplitud del escenario, cada uno en una silla para hacer la introducción que incluyó éxitos como “El Embrujo de mi tierra”, “Ciudad de La Banda”, “Pa´que se borren mis penas”, “A tu tremendo silencio”, “No despiertes aún”,“Pensando en voz alta”, y “Fiesta Churita", previo al bloque dedicado a los ex integrantes que dejaron la marca con su aporte.
“Hay dos amigos que formaron parte del conjunto, en la época de las peñas donde se encontraban colegas constantemente. Agustín le puso el ojo a este cantor de Salto, hoy radicado en España, llamado Oscar ‘Saraca’ Testa. Él propuso una voz para el conjunto, y fue la primera vez que usamos un bajo, Oscar Evangelista” e invitaron a cantar obras que son instrumentos de identidad santiagueña como “Zamba de mi pago” y “La olvidada”. La marea de aplausos en la inmensidad del estadio tiene un sonido que pocos viven en su carrera y Los Carabajal lo estaban logrando rápidamente al comienzo del show.

A comienzos de los noventa, el reconocido cantautor y actor Roberto Sánchez tuvo un ciclo de televisión en el Canal 13 llamado “Querido Sandro”, premiado con el Martín Fierro al mejor programa musical y en él, el conjunto santiagueño tuvo una participación memorable gracias a la invitación de “El artista de América”. Sandro, con su voz romántica y expresiva, comenzó el recitado de la poesía de Belisario Roldán y Los Carabajal siguieron con el fragmento cantado de “Penas y alegrias del amor”. El Luna Park vivió anoche esa anécdota que pasaba de una emoción a otra cuando a la derecha del escenario, el canto melodioso de Mario Álvarez Quiroga entró despacio para recordar su paso por el conjunto. Para despedirse, “Tiene sentido la vida” no solo demostró la intensidad y claridad de su aporte vocal sino la autoral, estampando al cancionero popular la sensibilidad de su creación.
En aquellos años, entre los ochenta y noventa, la voz que complementaba al conjunto vino desde Jujuy y se llamaba Luis Paredes: “Encontramos un compañero que cantaba en la peatonal Florida a la gorra. Un día apareció en una peña de Anchorena y Santa Fe y así fuimos conociéndolo hasta que lo incorporamos al grupo”. El sentido homenaje a Paredes, quién falleció en 2013, marcó un momento de suspiros y admiración a aquella voz fuerte y humilde que tuvo Los Carabajal en otra de sus etapas de crecimiento; por eso Luis volvió con su espíritu y fotos en pantalla gigante mientras la zamba “Quiero Volver a Jujuy”, lo traía de vuelta.
Otros de los invitados fue el santiagueño pianista Marcelo Perea que se lució con “La humilde”, previo a la participación el ex integrante Jorge Mono Leguizamón quién interpretó “Zamba para un bohemio guitarrero” y “Chacarera del Cardenal”, en homenaje al compositor y cantante fallecido Jacinto Piedra. El escenario tenía a los cantores en frente y a sus espaldas, el color e interpretación en danza expresiva libre lo ofreció el cuarteto de mujeres integrada por Daniela Longo, Carla Chiesa, Tamara Perayre, y Macarena Masegosa.

Desde Charata, Chaco, la voz de Franco Barrionuevo en los noventa permitió al entonces, quinteto santiagueño, indagar otro repertorio y ofrecer canciones nuevas, como lo demostraron los recuerdos de “Por si acaso amaneciera” y “Boquita de Luna”, previa a la dedicatoria a otro ex integrante como lo fue Lucio Rojas con las canciones “Lugar de ensueño” y “Espiritu de mi tierra”: “Cuando Jorge Rojas decide separarse de Los Nocheros y formar su propia historia, convoca a su hermano Lucio, por eso se va, con todo el dolor del alma, de Los Carabajal. Estuvo ocho meses sin podernos decir, muchachos, me tengo que ir porque mi hermano me reclama. Pero le dijimos con Kaly, que si tu hermano te necesita, andá. Estaba acongojado por la decisión pero nosotros lo apoyamos y tenemos un tremendo cariño por Lucio”, relató Musha para introducir otra etapa maravillosa del conjunto que se mantuvo por años y le permitió trabajar con obras complejas como “El Antigal”. Así fue el zurdo guitarrero Carlos Cabral puso un paréntesis a su vida solista para integrar Los Carabajal y recorrer el país. Su despedida fue con “A orillas del Río Dulce”.
La familia otra vez vuelve a juntarse para recordar momentos de estos cincuenta años, por ello, la ovación en esta oportunidad se adueñó del dúo Cuti y Roberto Carabajal, que hicieron su aporte al concierto con “Coplas para mi hermano” y “Déjame que me vaya”, chacarera de las primordiales en el cancionero popular coreada por todos los espectadores que ya eran parte del escenario como cantantes constantes.
De pie, el estadio recibió a Luis Landriscina, invitado de lujo que con sus relatos costumbristas y el humor que lo mantuvo tantos años en la elite de la cultura folklórica argentina, fue una consagración en la noche santiagueña. Él fue el nexo hacia el segundo bloque en el que se disfrutó a Los Carabajal acompañados por el ensamble de cuerdas dirigido por Clemente Videla con reversiones de “Soy Santiagueño, soy chacarera”, “Desde el Puente Carretero”, “Como pájaros en el aire”, “Cuando me abandone el alma”, “Sueños” acompañados en danza por Juan Saavedra y Sandra Farías, “La Estrella Azul”, “Santiago del Estero” y “A la sombra de mi mamá”.
Admirable desde cualquier punto de vista, el espectáculo ofrecía nuevas visiones y colores del conjunto que aún tiene material para seguir sorprendiendo como el espacio dedicado a los nuevos temas, lo que se viene en la trayectoria que tiene una vigencia sin horizonte; entre ellos vieron la luz la canción “Pa´que baile Juan Saavedra”. El bailarín homenajeado, junto con el Grupo Raza ofreció un bloque de destreza, malambo y boleadoras que acercaba al público otras ramas del arte nativo folklórico santiagueño como también lo hicieron Koky y Pajarín Saavedra en un contrapunto de zapateos.

El escondido “Todos los domingos”, invitaba al público al romper el protocolo del estadio y los pasillos comenzaron a poblarse de bailarines como un patio de guitarras y bombos bajo el sol radiante de la tarde. No había algarrobos ni horcón que brinden cobijo pero su espíritu estaba en las penumbras de las butacas.
La gente asombrada de felicidad se encontró inmediatamente con que Horacio Banegas ya formaba parte de las filas de Los Carabajal regalando “Rubia Moreno” y “Mi origen y mi lugar”, como también el Dúo Orellana-Lucca, voces que ya tienen su lugar merecido en los escenarios más importantes del país. Con “Entre la infancia y el hombre” y “Chacarera del patio”, la noche parecía que estaba alcanzando su final luego de tres horas de show pero aún faltaban invitados que brindaron su aporte y estilo a un cierre inolvidable.
“Este es otro momento sublime porque está con nosotros Peteco Carabajal”. Entre los setenta y ochenta, el cantautor formó parte de Los Carabajal y es otros de los autores destacados de la música argentina. “A mis viejos” y “Memorial de los patios” fueron la parte musical de palabras autorizadas en el espectáculo que tiene la semilla del patio de la casa de María Luisa Paz: “Me adhiero en este encuentro que tiene una historia de más de cincuenta años, más allá de la creación del conjunto. Agustín, Carlos y Héctor vinieron a Buenos Aires a pelearla con la chacarera como herramienta y bandera para andar en este camino. El conjunto de la familia es un orgullo, como Kaly, mi héroe, que está desde el principio siendo en aquellos años, un changuito”.
Santiago del Estero es música y baile, euforia y alegría por tener una de las danzas más intensas y festivas del país, la que no falta en las peñas, en las casas y guitarreadas, en cada rincón cultural del pueblo, por eso llegando al final La Banda floreció en la Fiesta del Violinero de Néstor Garnica quién interpretó “Donde ha quedado el cielo”, “Chacarera del Violín y “La Barranquera”, con bailarines por todo el estadio y una euforia santiagueña incontenible. El griterío no paraba y la medianoche ya había llegado, por eso Los Carabajal regalaron cuatro himnos del cancionero como “Entre a mi pago sin golpear”, “Entra a mi hogar”, “Un domingo Santiagueño” y “Añoranzas”, obras significativas que tienen una letra tan precisa como humilde al alma de los habitantes de la provincia homenajeada.
El Santiagueño siempre vuelve a la querencia y vive su cultura en las costumbres y en su música, por eso Los Carabajal fueron en la noche porteña el nexo entre Santiago y la Banda y los paisajes del interior, todo un territorio andado por cincuenta años de vida que no solo lo conservan como anfitriones, sino que fueron un instrumento al viaje pasional que cada espectador vivió reencontrándose con un pedazo de su vida a lo largo de cada historia personal. Los Carabajal hicieron posible un encuentro único e irrepetible, por eso son y serán marca registrada de la cultura argentina por los siglos de los siglos

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